Cuando cae la tarde y se aproxima la noche, es palpable el tiempo de reposo, y tranquilidad reparadora, momento en que escuchas y percibes todo el silencio de esa hora de campo, y sus mensajes entregados por los pájaros, los árboles hablándole al viento, o algún lejano relincho, o un terneril mugido.
No debes esforzarte. Sólo escuchas.
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